Es un procedimiento mínimamente invasivo que permite el acceso y tratamiento a las lesiones que afectan esta articulación a través de 2 incisiones llamadas portales que miden menos de un centímetro. Es la técnica de elección para la mayoría de las lesiones intrarticulares de la rodilla.
Se realiza para la lesiones del menisco, ligamento cruzado anterior, otros ligamentos de la rodilla, cartílago y para corregir las malas alineaciones óseas.
Actualmente la rehabilitación es muy rápida y cómoda con apoyo completo sobre la rodilla desde los primeros días después de la cirugía, tratando de evitar el uso de muletas y apoyándose en rodilleras mecánicas.
Recuperar la función de la rodilla a un nivel funcional y deportivo previo a la lesión, en el tiempo más corto posible.
También conocida como artroplastia de rodilla, es la sustitución artificial de la articulación desgastada por artrosis con un implante de metal y polietileno que ayuda a aliviar el dolor y restaurar la función.
La razón más frecuente es aliviar el dolor intenso causado por artrosis, corregir las deformidades angulares en varo, valgo y contractura en flexión en adultos mayores y para adultos jóvenes, está indicada en lesiones crónicas articulares que ocasionan un desgaste acelerado.
El paciente puede caminar desde el mismo día de la cirugía, se da de alta a su domicilio a las 24 horas, realiza actividades cotidianas en casa de forma autónoma desde la primera semana, recupera el 80% de la función de la rodilla al primer mes, 90% de la función en el segundo mes y 92% - 98% de la función en el tercer mes.
Eliminar el dolor en la zona afectada, mejorar la función como es fuerza muscular, movimiento, estabilidad, biomecánica, logrando mejorar la calidad de vida del paciente.
Es la perdida de la continuidad del tejido óseo del fémur, tibia y rótula que integran la articulación de la rodilla, la cual dependiendo del número de huesos afectados, la cantidad de fragmentos y el desplazamiento nos orientan a un tratamiento y pronóstico.
El procedimiento es variable, puede ser quirúrgico o conservador dependiendo las características de la fractura y del paciente, el tratamiento que se debe realizar deberá ser planeado y personalizado a cada paciente englobado en colocación de fibras de vidrio, placas, tornillos, clavos o cerclajes.
Los tiempos de recuperación pueden variar dependiendo de la gravedad de la fractura y la estabilidad lograda con el tratamiento, el objetivo siempre será una rehabilitación acelerada para la reintegración del paciente a sus actividades cotidianas lo antes posible. El tiempo promedio es de 6 a 12 semanas.
El objetivo siempre será una reconstrucción anatómica, es decir, una reconstrucción lo más parecida a la anatómica normal previa a la fractura. Para lograr este objetivo es importante que el tratamiento sea realizado por médicos u ortopedistas expertos en fracturas articulares, lo cual mejoraría el resultado.
Artroscopia de rodilla
Imagen transoperatoria en fluroscopio de una reducción cerrada de fractura de meseta tibial derecha
Radiografia AP de ambas rodillas donde se observa deformidad en valgo de rodilla derecha
Foto clínica antes de iniciar una cirugía de reemplazo total de rodilla,
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